¿Sabías que las humedades afectan tu consumo de energía? Descubre cómo evitarlo

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¿Sabías que las humedades afectan tu consumo de energía? Descubre cómo evitarlo

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Si hay algo que no nos cuentan de las humedades es que, más allá de deteriorar las estructuras, también incrementan nuestro gasto energético por la necesidad de mantener la sensación de confort en las estancias. Para mitigar este impacto, es necesario saber cómo podemos solucionar este problema y también conocer las mejores ofertas usando un comparador de tarifas que puede ayudar a reducir el gasto económico y aumentar la eficiencia.

¿Por qué las humedades afectan nuestro consumo de energía?

Las humedades aparecen como consecuencia de problemas de impermeabilización y de ventilación.

Cualquier estructura que esté en permanente exposición al agua sin barreras que impidan que esta penetre en la construcción inevitablemente desarrollará humedades que se manifestarán como daños estructurales, estéticos y de sanidad.

Lo mismo ocurre cuando no hay una ventilación eficiente de los espacios: el vapor de agua del interior de las estancias se acumula en pisos, paredes y techos ocasionando humedades.

Las impermeabilizaciones no sólo crean barreras contra el agua, también actúan como un sistema de protección para el resto de los materiales de construcción como el aislamiento térmico.

De forma indirecta, las impermeabilizaciones permiten que el aislamiento térmico se preserve y que haga su trabajo: evitar que las condiciones climáticas del exterior afecten la temperatura de confort del interior de las estancias.

Por su parte, los sistemas de ventilación naturales o mecánicos complementan lo que la impermeabilización no puede hacer: eliminar el agua del interior de las estancias y renovar el aire.

Formas en las que las humedades afectan nuestro consumo de energía

Una vez que una vivienda tiene humedades, la calidad de vida de quienes hacen vida en esta se ve disminuido en todos los niveles:

  • Se pueden presentar alergias y dificultades respiratorias.
  • La sensación térmica no termina de ser agradable.
  • Visualmente, se ve un deterioro de la estructura.

Sumado a esto está el exceso de demanda energética que se da de diferentes formas.

Confort térmico reducido

Hay una apuesta segura: si una vivienda tiene problemas de humedades y estás provienen del exterior, puedes tener la certeza de que los materiales que constituyen el aislamiento térmico se degradaron y ya no funcionan como deberían.

Así que, además del frío que provoca la presencia del agua, los sistemas de calefacción tienen que trabajar más para compensar de forma permanente la temperatura de confort.

Compensación

Si bien la función principal de una calefacción o el aire acondicionado no es estabilizar la humedad del ambiente, esto suele ocurrir por defecto.

Las calefacciones trabajan más para eliminar esos residuos de agua que no permiten que la temperatura se estabilice. Por su parte, si los aires acondicionados tienen un mecanismo de eliminación de humedades, este estará activo siempre haciendo un trabajo de deshumidificación y ventilación.

Salud de los electrodomésticos

Otra de las formas silenciosas en la que las humedades nos llevan a consumir más energía es haciendo que nuestros electrodomésticos funcionen de manera menos eficiente: estos aparatos no están diseñados para trabajar bajo condiciones de humedad y cuando se le expone a esto consumen más energía.

Además, los electrodomésticos se deterioran más rápido porque la humedad provoca oxidación y otros problemas que requieren de reparaciones frecuentes.

Cómo evitar que las humedades afecten nuestro consumo de energía

Una buena impermeabilización es la base para controlar el exceso de consumo energético provocado por las humedades. En segundo lugar, está la ventilación. La mejor opción es contratar a una compañía especializada que te brinde los servicios y el asesoramiento correspondiente.

Sellado y aislamientos adecuados

Con la impermeabilización se evita que el agua penetre en los materiales de construcción y así es como se preserva la integridad del aislamiento térmico, ya que los principales materiales aislantes (como la fibra de vidrio o la lana mineral) pierden su eficacia cuando se mojan.

Además, se eliminan las condiciones que permiten que la temperatura del exterior interfiera en el interior de las estancias. Al asegurar una temperatura interior estable, los residentes tienden a ajustar menos los termostatos para sentirse bien. Como resultado, se necesita menos calefacción en invierno y menos aire acondicionado en verano.

Ten en cuenta que una corrección en el aislamiento térmico puede implicar un ahorro en la factura energética de entre 30% y 50%, ya que los espacios no necesitan compensar la temperatura de confort porque esta no se fuga. ¡Ah! No olvides reparar grietas y hoyos en paredes, techos y pisos. Es importante que el agua no deseada no tenga vías de acceso.

Sistemas de ventilación

Para prevenir la condensación (la humedad retenida por actividades domésticas como ducharnos o cocinar) es importante tener una ventilación adecuada.

Al hacer que el aire de las estancias se mueva (de forma natural o mecánica), se previene la aparición de mohos y hongos que puedan afectar la salud de los habitantes. Además, se renueva el aire viciado por aire limpio del exterior.

Si bien la ventilación natural genera un desbalance en el control térmico de las estancias y demandará más energía para llevar la temperatura a la sensación deseada, el gasto no se compara con lo que debe trabajar la climatización para regular el frío que provoca la humedad.

En el caso de la ventilación mecánica ocurre lo mismo: el gasto energético es mínimo en comparación con las consecuencias de lidiar con humedades.

Uso de deshumidificadores y extractores

Los deshumidificadores, además de eliminar la humedad del ambiente, la mantienen en un punto adecuado para la salud: entre 30 % y 50 %. Y un ambiente con una humedad ideal se calienta y se enfría más rápido.

Eso significa que los deshumidificadores hacen que el trabajo de los sistemas de climatización sea más eficiente. También ayudan a preservar y extender la vida útil de los materiales aislantes.

Por su parte, los extractores son una vía para eliminar el vapor de agua en las estancias más sensibles como baños y cocinas. Esto no sólo previene la acumulación de humedad en el aire, sino el calor generado por los electrodomésticos, lo que es una gran ventaja en verano.

No cabe duda de que todas estas acciones para tratar humedades requieren de una inversión, pero tienen un rápido retorno al reducir los costes de la factura de luz y en la prolongación de la vida útil de los sistemas de calefacción y refrigeración, especialmente considerando el precio de la luz hoy.

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